Joe Sacco, periodista y dibujante: “Nunca puedes escapar de la violencia”

El periodista y dibujante de cómics Joe Sacco estuvo en Chile participando en el VII Encuentro de Ilustración y Cómic en La Reina. Su visita coincidió con la revuelta social en nuestro país, la que documentó para realizar un reportaje sobre la crisis del neoliberalismo a nivel global.

Joe Sacco [Crédito fotografía: Deysha Poyser/ Ojo en Tinta]

Joe Sacco siguió detenidamente el estallido social en Santiago. Participó en manifestaciones, en asambleas y habló con economistas para entender la economía chilena y los factores que provocaron la crisis. “Lo que me interesa es el corazón del problema, que es el neoliberalismo —explica—. Quiero entender qué pasó bajo la dictadura de Pinochet y qué pasó con la constitución, porque lo que pasa en Chile es importante en todo el mundo. El exitoso modelo chileno ha sido replicado en muchos lugares, incluso en las calles de mi hogar, Portland,en Estados Unidos, que es un desastre en cuanto a igualdad. En la ciudad en la que vivo hay cinco mil personas sin hogar, lo que contrasta con el lujo. Me interesa saber cuál es la psicología de una sociedad que permite este tipo de desigualdad”. 

El neoliberalismo es un tema que Sacco ha tratado antes. En el cómic Días de destrucción, días de revuelta (Planeta), lanzado el año 2012, junto al periodista Chris Hedges (ganador del Pulitzer) realizaron un reportaje sobre lo que consideran zonas de sacrificio norteamericanas (Pine Ridge, Dakota del Sur; Camden, Nueva Jersey; Welch, Virginia Occidental e Immokalee, Florida) para observar qué implica la ideología del capitalismo salvaje en estos lugares para las familias, las comunidades, los trabajadores y el ecosistema. 

Su conclusión está enunciada en el prólogo: “La creencia de que los seres humanos y sus sociedades deben ser regidos por las exigencias del mercado supone una locura utópica (…) Todas las promesas pregonadas por el capitalismo sin ataduras se vieron crudamente desmentidas por los focos de desesperación que visitamos (…) El reloj avanza inexorablemente hacia el colapso interno y externo”. El último capítulo del libro está situado en Nueva York, donde activistas intentaron tomar Wall Street el 2011 y luego se asentaron en Zuccotti Park. En la rebelión, es en donde Sacco y Hedges ven la esperanza.

Días de destrucción, días de revuelta, fue un giro en la obra de Sacco, quien se popularizó por sus trabajos como historietista y periodista en zonas de conflictos bélicos. En 1996 publicó la novela gráfica Palestina, el 2000 Gorazde: Zona protegida, el 2003 El mediador: Una historia de Sarajevo y el 2009 Notas al pie de Gaza.

Interior de «Días de destrucción, días de revuelta», dibujado por Joe Sacco

—En tu libro “Días de destrucción, días de revuelta”, es posible percibir varias similitudes con la historia de Chile. Las vidas que retratas son las de miembros de pueblos originarios sin tierras, habitantes de ciudades fantasma, trabajadores que viven en un espiral de endeudamiento; personas, en fin, que parecen no tener escapatoria. 

—Con Hedges veíamos mucha desesperación en Estados Unidos y quisimos saber qué sucedía. Fuimos a cuatro lugares que él llamaba “zonas de sacrificio” y realmente lo eran: lugares de mucha pobreza, donde la gente trabaja duro para alimentar a sus familias y el resultado final no es para ellos, sino que para el bolsillo de alguien más. Uno de los lugares es Welch, donde se extrajo carbón. Gente trabajó muy duro y lo que quedó una vez que las minas cerraron fue sólo pobreza.

Lo que retratamos fueron solo algunos ejemplos de lo que está escrito a mayor escala en la sociedad norteamericana y también en Chile. La gente claramente siente que el sistema que existe—puedes llamarlo capitalismo— simplemente no está funcionando. Encuentras gente aquí muy endeudada, donde el sueldo mínimo es demasiado bajo como para vivir, y las jubilaciones son una patética fracción del sueldo mínimo. Entonces, ¿qué debería hacer la gente? ¿Esperar por el milagro económico de Chile para que continúe? ¿Para quién es este milagro? Entiendo que la gente salga a las calles. La pregunta es por qué no están en las calles en otros lugares y creo que parte de las razones es que en Chile parece que la gente de distintos niveles sociales sienten básicamente lo mismo. Todos los segmentos de la sociedad, excepto la élite, están sufriendo.

Entiendo que la gente salga a las calles. La pregunta es por qué no están en las calles en otros lugares.

En Estados Unidos, mucha gente, de muchas clases, están sufriendo, pero no han encontrado esa solidaridad todavía, porque hay muchas cosas más que dividen a la gente. Que fueron hechas para dividir a la gente, eso es lo que hace la élite. La culpa está en los inmigrantes, por ejemplo, es algo que dicen. Distraen a la gente de sus causas comunes. Y quizás en Chile comenzaron a descubrir sus causas comunes.

Escucha nuestra conversación con Joe Sacco. 


—“Días de destrucción, días de revuelta”, fue algo distinto para para ti. De la violencia con armas, pasaste a la pobreza, que es otro tipo de violencia, más silenciosa. 

— Quise alejarme de la violencia física. Me aburrí de dibujar zonas de guerra y cuerpos, la verdad. Incluso pensé en dejar el periodismo. Luego pensé que soy un periodista de corazón y me gusta hablar con gente, y lo que era importante para mí, y lo sigue siendo ahora, es tener un proyecto que ayude a mi psicología. El periodismo se mantiene como algo importante para mí, por lo tanto, y los temas que he visto desde entonces son, entre otros, pobreza e inmigración. Pero la verdad es que nunca puedes escapar de la violencia. Como dices, hay otras formas de violencia.

Si tomas la cultura de alguien, como lo hicieron en Canadá con sus pueblos originarios, y tratas de borrarla obligando a los niños a hablar solo inglés y golpeandolos cuando hablan sus propios idiomas y los separas de sus padres y abuelos y comunidades durante meses y meses a la vez; eso es violencia. Es un tipo diferente de violencia. Es difícil medir esa violencia. Por lo general, la violencia se mide en vidas perdidas, en personas heridas. La pobreza es una forma de violencia. Y la pobreza institucionalizada es una forma de violencia. 


La pobreza institucionalizada es una forma de violencia. 
¿Por qué tantos chilenos toman antidepresivos? Porque sus vidas son infelices y realmente estresantes.

Creo que la gente comienza a sentir eso también aquí, en Chile. Es un chiste que alguien de 67 años reciba cien mil pesos al mes por su pensión y luego tenga que volver a trabajar. ¿Durante cuánto tiempo le vas a decir a la gente que se ponga de pie y trabaje? Es una forma de violencia. Para algunas personas obtener ganancias es libertad, porque es una economía libre, es un mercado libre. No estoy totalmente en contra del mercado, creo que el mercado tiene su lugar, pero ese tipo de pensamiento, ese tipo de versión del neoliberalismo termina lastimando a la gente. Y las heridas también pueden ser psicológicas. ¿Por qué tantos chilenos toman antidepresivos? ¿Por qué tantos estadounidenses toman antidepresivos? Porque sus vidas son infelices y realmente estresantes. 

Sacco (a la izquierda, con lentes), dibujado en «Notas al pie de Gaza»

—No estás visible en los dibujos de “Días de destrucción, días de revuelta”, en contraste con “Notas al pie de Gaza”, donde te dibujas, donde eres parte de la historia. ¿Cómo decides cuándo estar visible y cuándo no en la historia en la que cuentas?

— Sentí que no era necesario en este vaso. Hedges, en Días de destrucción, escribía la mayor parte de las escenas en las que se describían nuestros movimientos. Lo que yo hacía era tomar el testimonio de alguien, en una entrevista, y dibujarlo. No había necesidad de mostrar la interacción, que en general me parecen interesante. Hedges creaba el contexto de esos individuos y el testimonio que daban era bastante elocuente, hablaba por sí mismo.

Reportero gráfico

—Cuéntanos de tu rutina cuando viajas, cómo te preparas y cómo tomas anotaciones. 

— Te preparas leyendo lo más que puedes sobre el tema y aprendiendo, pero eso nunca es suficiente. Usualmente es un diez por ciento de lo que sucede realmente. Es solo cuando estás en terreno cuando empiezas a comprender algo de la situación. Me preparo así y siempre trato de encontrar a alguien que pueda servirme de guía. No un “fixer” [un productor periodístico local], porque generalmente es demasiado profesional; prefiero encontrar a alguien de la comunidad. Su inglés quizás no sea tan bueno, pero saben de contexto y usualmente son personas que son de confianza para la comunidad, así que alguien así te ayuda a que la gente confíe en ti. Eso me parece muy importante.

Mis noches usualmente son largas, porque después del reporteo anoto todo lo que pasó en el día.

Hago muchas entrevistas. Me comporto como un periodista, pero además escribo mucho en diarios, cuadernos, porque hay mucho de lo que sucede que no son entrevistas y que son muy interesantes. Cosas que pasan en las calles, episodios. Tomo notas y las pongo en bitácoras. Mis noches usualmente son largas, porque después del reporteo anoto todo lo que pasó en el día. Tomo fotografías de referencia. Solo hago bocetos cuando no puedo tomar fotografías, como una posición militar, que no suelen permitir fotografías. Recopilo todo el material, me lo llevo a casa y luego me tomo un gran tiempo organizando mis notas, puede tomar un largo tiempo. Pero básicamente tengo tanto material, que es fácil perderse en ellos, así que indexo todo. 

—¿Digitalizas tus notas?

—Depende. A veces llevo mi computador y escribo, pero lo más común es que no lleve mi computador porque son fácilmente registrados. Por eso prefiero llevar cuadernos de notas y escribir a mano. Otras veces es una combinación de ambas cosas. Organizo mis notas, paso un buen tiempo después escribiendo la historia y una vez que la historia está escrita empiezo a dibujar. Y el dibujo es lo que toma más tiempo. Me puede tomar meses o años. Acabo de terminar un libro que me tomó cuatro años.

—Cuando reporteas, ¿cómo describirías tu personalidad, el modo en el que te aproximas a las personas? ¿Qué has aprendido? 

—Me considero una persona amistosa, generalmente, así que eso es lo que ofrezco. Soy amistoso. No soy un tipo grande, que parezca amenazante y tampoco tengo una gran cámara para grabar, así que generalmente soy de bajo perfil. Generalmente prefiero conocer a alguien socialmente antes de hablarle. No siempre es posible, pero esa es generalmente la mejor situación. Es algo que no puede ser enseñado exactamente, pero creo que si te aproximas a algo con el corazón abierto, la gente responde a eso. Al investigar sobre los pueblos indígenas en Canadá, muchos me dijeron que era mejor no hablar de ciertas cosas, que me comportara de cierta forma. Parte de eso era cierto, pero otra parte inhibía mi personalidad normal y eso lo hacía difícil para mí porque trataba de seguir ciertas reglas que me impedían ser quien soy y es mejor para mí ser genuino y dejarles decidir si ellos quieren ser genuinos también conmigo.

—George Orwell y Hunter S. Thompson, has dicho que son narradores que admiras. ¿Cómo influyó su narrativa en tu trabajo como dibujante y periodista?

—Hay ciertas personas que escriben de una manera que, cuando lees su trabajo, es realmente liberador. Hunter S. Thompson es una de esas personas. Si lees su libro sobre las elecciones estadounidenses de 1972, llamado Miedo y asco en la campaña presidencial de 1972«, es gracioso y está identificando la mierda cuando hay mierda. Es otra forma de hablar sobre política. Estamos tan acostumbrados a esta forma triste de escuchar sobre política y luego leemos a un escritor que toma el tema y comienza a sacudirlo de alguna manera, y es una revelación. Y también te das cuenta de que alguien así realmente entendió el proceso electoral, el sistema político, cómo funciona. No solo estaba haciendo bromas. Lo entendió y lo estaba destrozando. Es revelador. 

Orwell para mí representa una gran integridad en todo su trabajo. Homenaje a Cataluña es un libro muy bueno, pero también Sin blanca en París y Londres, que trata sobre lavar platos en París en la década de 1920, cuando no tenía dinero, solo personajes extraños alrededor. Él realmente vivió la vida de clase baja, y luego se unió a la gente en la calle y trató de vivir esa vida. Realmente mostró cómo vivían las personas que no tenían nada, que no tenían hogar. El otro libro que escribió fue El camino a Wigan Pier, que trata sobre mineros del carbón. Y tomó una habitación con mineros de carbón, donde debían alquilar la cama y podían usarla durante ocho horas. Estas personas también fueron sacrificadas por el capitalismo. Orwell llegó al corazón de algo y realmente trató de descubrir cómo las personas viven sus vidas, cómo intentan luchar contra estos sistemas y cómo a veces se sienten abrumados por esos sistemas.

Interior de «Palestina». Entrevistas y dibujos de Joe Sacco.

—En «Homenaje a Cataluña», Orwell decidió luchar con los republicanos, era un anarquista. Tomó parte, no era un periodista que miraba afuera. ¿Te acomoda ese tipo de periodismo? ¿Te interesa involucrarte?

—Es verdad, Orwell literalmente cogió un rifle, estaba en las trincheras, trató de matar fascistas. Él arriesgó su vida. Pero sus primeros instintos fueron como reportero, porque luego comenzó a ver cómo la izquierda se desmoronaba, las diferencias entre los anarquistas y los comunistas, el papel de la Unión Soviética en todo esto. Y cómo la izquierda básicamente aplastaba a la izquierda. Siempre fue analítico. Fue a pelear pero al final es realmente un libro de periodismo.

Mi trabajo debe ser legible. Quiero que el lector quiera seguir pasando la página, nunca abrumarlo con mis propias emociones o mi propia ira.

Ahora, en lo que a mí respecta, pienso en mi periodismo como parte de una lucha a mi propia manera. No soy una persona particularmente violenta. Tengo mucha ira, como muchas otras personas, pero trato de incorporarla en mi trabajo de una manera que sea agradable para la gente. Debes tener cuidado con ese tipo de ira, puede hacer que un trabajo sea realmente tedioso. Y siempre he pensado que mi trabajo debe ser legible. Quiero que el lector quiera seguir pasando la página, nunca abrumar al lector con mis propias emociones o mi propia ira o lo que sea.

—Cuando viajas para reportear, ¿intentas leer autores locales para tener una idea clara de lo que está sucediendo? No solamente de no ficción sino también ficción escrita e ilustrada.

—Sería mejor hacer todo eso, sería mejor leer muchos autores locales. Sería realmente bueno leer ficción, poetas y todo eso. Hago lo mejor que puedo, pero nunca puedes hacer lo suficiente. Lo que pasa es que tengo montones de libros y estoy leyendo tres o cuatro libros a la vez, y a veces no hago todo lo que debo hacer solo por falta de tiempo. Creo que tienes razón: cuando lees ficción tienes un sabor en tu boca. El periodismo pone muchos puntos, pero a veces no puedes confirmar lo que sucede entre esos puntos. Y lo que hace la ficción es trazar la línea.

Diálogo de Joe Sacco y Malaimagen en el VII Encuentro de Ilustración y Cómic en La Reina

—En la conversación con Malaimagen [en el VII Encuentro de Ilustración y Cómic en La Reina], dijiste que tu primer trabajo como periodista fue muy aburrido. ¿Qué crees que debería enseñarse en las escuelas de periodismo? Tal vez más conocimiento sobre cultura visual, por ejemplo.

—No sé exactamente qué se debe enseñar en las escuelas de periodismo. Fui a lo que se consideraba una buena escuela de periodismo en Estados Unidos y fue una decepción para mí. El enfoque principal era «bueno, tenemos que escribir un reportaje», y yo escribía un reportaje sobre algo que me interesaba. Y la pregunta de los profesores era: «¿cuál es el mercado para esto? ¿Quién va a comprar esto?» Y eso no viene bien conmigo. Cuando tienes 19 años no quieres escuchar lo que el mercado va a tomar, quieres un fuego encendido debajo de tu trasero para salir al mundo y ver lo que está sucediendo. Y eso no es lo que estaba obteniendo. Eso es parte de la decepción. Esta es una profesión noble, es importante, es uno de los principales pilares de la sociedad democrática. Tienes una responsabilidad, necesitas saber qué está pasando con las personas. No existes para servir al poder, existes para descubrir realmente lo que está sucediendo.

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