El derecho a la segunda lectura

Como dijo Carlos Caszely: “No tengo por qué estar de acuerdo con lo que pienso”. O de forma más específica, no tengo por qué estar de acuerdo con lo que pensé, tengo derecho a una segunda lectura, tengo derecho, por tanto, a revalorar un libro. La crítica literaria en medios no tiene por qué intentar zanjar la discusión acerca de un libro que recién se estrena.

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Hace seis años leí “Tan Cerca de la vida” de Santiago Roncagliolo (Alfaguara, 2010) y no me gustó; o debo decir que hace seis años la leí y me gustó, pero se me fue desinflando en el camino; más bien debería decir que la leí pero sentí que no daba con la altura de otras de sus novelas que me habían parecido virtuosas; aunque en realidad podría decir que hace seis años la leí y necesité todo este tiempo y una segunda lectura, mediada por la discusión con algunos colegas, para sentir que hacía falta volver al libro y repensarlo.

Hace meses seguí en silencio la discusión en revistas y otros medios digitales acerca de la crítica literaria en Chile. ¿Qué podría haber opinado al respecto en ese momento, cuando me siento un invitado de piedra en ese escenario? Y no porque no haya dedicado varios años (y contando) a los estudios literarios, sino porque ese espacio, el de la crítica en medios, siempre me ha parecido un territorio sin dueño, un espacio sin ley donde muchos intentamos levantar un estilo, una voz creíble, y juzgar si un libro merece o no ser leído, si una carrera literaria está despegando o estrellándose contra el pavimento e incluso si hay un proyecto que nunca logrará elevarse ni medio metro del suelo. ¿A quién no le gustaría adjudicarse el descubrimiento de la siguiente joyita de la literatura? Pero a este nivel los egos se nos van mezclando y se anteponen a las lecturas.

Cuando uno se enfrenta a un libro que le ha sido encargado para criticar, intenta primero entenderlo, identificar cuál es la propuesta que hay detrás y, desde ese lugar, juzgar si ese proyecto funciona o se queda a medio lograr, si está proponiendo soluciones ingeniosas a problemas narrativos o si está recurriendo a fórmulas ya conocidas. La crítica en medios no tiene como principal objetivo la generación de conocimiento, no debe interpretar la obra a la que se enfrenta, no requiere del funcionamiento de una maquinaria teórica para entender lo que está siendo leído. Debe cumplir con una función mucho más modesta que todo eso, debe orientar la elección de los compradores lectores no especializados que estarían buscando recomendaciones de lectura, orientaciones para navegar dentro de un océano de producción escrita.

Por mi parte, ahora que vuelvo a mirar “Tan cerca de la vida”, ya de forma mucho más reposada y orientado por la investigación de colegas que se están preguntando por nuevas formas de orientalismo, entiendo la propuesta de Roncagliolo de una erotización de la máquina frente a los ojos del visitante, que mira con recelo a esa cultura que identifica como distinta, de la misma manera en que el mismo autor en “Abril Rojo” (Alfaguara, 2006) presenta a un protagonista que se relaciona con distancia de los habitantes de Ayacucho o en “El príncipe los del caimanes” (Seix Barral, 2006) el personaje se mantiene separado temporalmente de la experiencia de su abuelo en la Amazonía. En todos estos ejemplos el lugar está implicado en la conformación de los personajes e incluso en la portada de “Tan cerca de la vida” esta relación se vuelve visual, al poner dentro de la silueta de una mujer la imagen aérea de la ciudad.

Como dijo Carlos Caszely: “No tengo por qué estar de acuerdo con lo que pienso”. O de forma más específica, no tengo por qué estar de acuerdo con lo que pensé, tengo derecho a una segunda lectura, tengo derecho, por tanto, a revalorar un libro. La crítica literaria en medios no tiene por qué intentar zanjar la discusión acerca de un libro que recién se estrena.

Es más, en tiempo de redes sociales, debería ser la crítica un oficio mucho más dialógico que resolutivo. Si finalmente los libros solo mueren con el silencio, lo mejor que les puede ocurrir es aparecer en Twitter siendo tendencia.

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