Los fantasmas en la niebla: sobre «Cahili-Huta» de Diego Álamos

Quizás el gran discurso que instala esta obra es que ante el derrumbe de las creencias y con ellas del paraíso, el cielo, los fantasmas, ya no tienen dónde ir y se quedan aquí, negándose a dejar de comportarse como humanos ¿Qué más podrían hacer en un mundo material como este?

¿Una historia de fantasmas o sensaciones? Foto de Curtis MacNewton

¿Una historia de fantasmas o sensaciones? Foto: Curtis MacNewton (cc)

Cahili-Huta hace referencia a dos lugares distintos que están conectados por el recorrido de un tren. Esta distancia separa (o une) dos realidades, entre las cuales aparece el imaginario de Diego Álamos. Lo que está entre Cahili y Huta, el lugar sin estación de tren, no solo es el espacio olvidado de la planificación ferroviaria: es también el espacio de la niebla. Esta novela, la primera del autor, es un relato difuso, una narración en medio de la oscuridad o de la niebla y por esa misma razón el lector no puede avanzar rápido, porque no sabe hacia dónde camina, no sabe en qué momento aparece una forma humana que no pudo distinguir varios metros antes.

No hay una gran problemática que se vaya resolviendo a lo largo de la novela, lo que hay son pequeños momentos, situaciones y sensaciones. Esta es una obra que se presenta como una historia de fantasmas, pero en cambio realmente es una historia de sensaciones. Los fantasmas, por su parte, son tramposos. No solo no se comportan como fantasmas, si no que se presentan con tanta naturalidad que es imposible no desconfiar de la historia y preguntarse si en vez de fantasmas son realmente una metáfora de la condición humana.

En este recorrido difuso de las historias que conforman este libro aparecen pequeñas zonas de claridad que son capaces de significar los grandes problemas que sustentan las preguntas de la obra. Hay una escena donde un fantasma, Justino, deja que una planta carnívora le muerda un dedo de su mano. Su cuerpo reacciona y Justino debe juntar saliva para limpiarse el veneno: “Justino, está dicho, no era de esos que tiran la sábana antes de tiempo, tragó y tragó saliva, de modo que así se difuminara el poder del veneno” (85). Este enfrentamiento fantasma–planta, que podría ser innecesario, se conforma como una lucha que Justino busca ganar, como si no fuera un fantasma, como si la mordedura fuera realmente grave, como si le temiera a la muerte.

Algo interesante de escoger a fantasmas como protagonistas de una historia, es que permiten hacerse preguntas fundamentales sobre la condición humana, como en la siguiente comparación: “Desde cierta perspectiva, los fantasmas y los ladrones son afines, ambos comparecen en el momento menos pensado, y se toman las casas y obligan, en su recurrencia, a abandonarlas” (38). Cuesta no recordar el famoso cuento de Julio Cortázar, “Casa Tomada”, donde precisamente la casa estaba siendo tomada por partes, sin que sus habitantes vieran a quienes se la tomaban. En ese cuento el ruido era suficiente para asumir la presencia de quienes habían entrado a la casa. La construcción de personajes a través del ruido es un pacto de credibilidad, al igual que acontece con la ficción.

Este es un libro pretencioso, pero modesto en la forma de presentarlo, como sucede en el siguiente ejemplo: “No tenía tiempo, me escaseaba. Alguna vez lo tuve a manos llenas, pero se me fue yendo, mientras dormía, por entre dedo y dedo” (28). Sus detalles, los pequeños espacios de claridad son grandes aciertos sobre la existencia y una y otra vez vuelve a la pregunta sobre la ficción: “¿Son preferibles los fantasmas de mentira que los de verdad? (23). Quizás el gran discurso que instala esta obra es que ante el derrumbe de las creencias y con ellas del paraíso, el cielo, los fantasmas, ya no tienen dónde ir y se quedan aquí, negándose a dejar de comportarse como humanos ¿Qué más podrían hacer en un mundo material como este?

Cahili-Huta es una obra particular y desafiante, que no habla el lenguaje del best seller. Es una obra para lectores atrevidos que disfrutan las dificultades y que no tienen problema con caminar en la niebla ni con encontrarse con fantasmas, con muchos fantasmas.

cahili

Cahili-Huta
Diego Álamos
Chancacazo Publicaciones
193 paginas

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