Marginados y soñadores en el imperio de la censura: sobre “Feliz año nuevo” de Rubem Fonseca

Pareciese que este escritor brasilero tenía la certeza de que sus cuentos serían censurados, por ello levanta un espacio donde desmenuza su mapa literario y batalla contra los tentáculos de lo hegemónico. 

“Lo que leí me espantó, me puso los pelos de punta; es pornografía del más bajo nivel, no hay página en que no se vean los rincones más oscuros del país… Además de ser censurado, el autor debería ir preso”. Esta declaración la realizó en 1977 el Senador brasilero Dinarti Mariz después de leer Feliz año nuevo de Rubem Fonseca.  El libro fue confiscado y censurado durante la dictadura de Ernesto Geisel; tuvo prohibición de circular por más de diez años.

Con estos importantes antecedentes es que Tajamar editores reedita Feliz año nuevo. Un volumen de cuentos en el que hallamos a un ex periodista de policiales que ahora está encargado de un consultorio sentimental; un travesti que amenaza a sus clientes con una gillette; una noche de fin de año donde una oligarca familia es tomada por asalto.

Son 15 cuentos donde la violencia y el sexo caminan por las calles de Río de Janeiro. Hallamos un realismo sucio urbano que podemos agrupar bajo dos conceptos: la mujer como un núcleo que genera y recibe violencia, y personajes que habitan un no-lugar al creer que la vida está en otra parte. Dentro del primer grupo observamos féminas abusadas sexualmente (feliz año nuevo), atropelladas por un lujoso auto (Paseo nocturno I y II), hermanas que atesoran una antropofágica tradición (Nau catrineta) y un par de amigas que asesinan con estatuillas de bronce (74 peldaños). El otro conjunto es nutrido por un futbolista barrial alimentado de quimeras (Abril, Río, 1970), dos ancianos distanciados que recuerdan su niñez (El pedido) y el editor de un diario que firma sus escritos con un seudónimo femenino (Corazones solitarios). Los personajes de este último escalafón son soñadores que desean estar en otro lugar. Unos habitan un océano de melancolía donde añoran un pasado visto como paraíso perdido, los otros arriesgarán la piel para tomar por asalto el futuro y el cielo.

Cuentos dinámicos, entretenidos y carentes de pausas que se ven opacados por una traducción plagada de modismos locales: “cuico, pega, acordai, pelaste, picado, hueveo”. Estos criollismos deforman violentamente el desarrollo de los relatos y a ratos pareciese que fuera un autor chileno quien escribe dando paso a un naufragio sin fin de la pluma de Fonseca.

El libro finaliza con el texto “Intestino grueso” donde un periodista entrevista a un escritor denominado el Autor, personaje que accede a la tertulia con la condición de que se le debe pagar por palabra emitida. No es casual que este último cuento cierre el libro. Desde su estratégica posición se erige como un pequeño manifiesto literario-cultural, donde el propio Fonseca introduce sus concepciones sobre el contexto social y político que azota Brasil en los setenta. Sumamente rescatables son sus conclusiones en torno a la doble discursividad de lo pornográfico, exponiendo cómo el cuento infantil Hansel y Gretel esconde un contrapunto fantasma: “Esos niños ladrones, asesinos, con sus padres criminales… Esa es una historia verdaderamente cabrona en el sentido popular de sucio que la palabra tiene. Y por eso es pornográfica” (149).

Interesantes también de este relato final son los rasgos futuristas en torno al destino que tendría Feliz año nuevo. Pareciese que Fonseca tenía la certeza de que sus cuentos serían censurados, por ello levanta este espacio donde desmenuza su mapa literario y batalla contra los tentáculos de lo hegemónico.

Rubem Fonseca actualmente tiene 89 años. Tenía 52 cuando fue a los tribunales de justicia de su país para interponer un alegato por la arbitraria censura que sufrieron sus cuentos. En la caminata hacia este palacio iba acompañado de sus personajes. Haciendo de tripas corazón se levantaron de cada una de las páginas para defender a su creador. Lo sentían necesario: su cotidianeidad no se podía censurar, allí estaba agazapada parte de Latinoamérica.

feliz año nuevo

Feliz año nuevo
Rubem Fonseca
Tajamar Editores
2014
162 páginas

Sigamos en contacto

Sitio diseñado con por Mariano Xerez