Andrés Claro: “La tarea del traductor es, por definición, un fracaso”

Las vasijas quebradas (UDP) es el último libro del filósofo Andrés Claro. Consiste en un extenso ensayo, de más de 1.000 páginas, sobre la tarea del traductor. De eso trata este programa, de los desafíos del traductor, desde una perspectiva histórica y filosófica.

Hace algunos meses entrevistamos, por correo, a Andrés Claro y nos contó detalles de Kirikirisu (Ediciones Tácitas), una antología de haikús traducidas por él del japonés al español. Pero Claro, además de traducir, se ha dedicado a reflexionar sobre la tarea del traductor, reflexiones que plasmó en su libro Las vasijas quebradas, publicado recientemente por Ediciones Universidad Diego Portales.

“La poesía es lo que se pierde en la traducción”, decía Robert Frost. Por eso, preguntamos: ¿Qué requisitos debe tener un buen traductor? Andrés Claro,  responde: “Las grandes traducciones de poesía son hechas por alguien que se ha compenetrado con el autor, que lo ha conocido como uno conoce a un amigo. El traductor literario, en cambio, debe tener arrojo”.

Las posibilidades de traducción son múltiples. Con claro conversamos sobre algunas “a la chilena”, como la que Nicanor Parra hizo de El rey Lear, de Shakespeare, y la que  Lenardo Sanhueza hizo de Catulo, en Leseras: “Son opciones válidas y que pueden ser particularmente fieles a las originales. Dos momentos separados por una distancia enorme de tiempo, logran generar contextos de recepción. Así, una obra del pasado logra una posvida”. Nos enteramos, también, de casos históricos en los que la traducción ha sido considerada un delito, particularmente frente a la Biblia. Sobre esto, bromea Claro: “El 80% de los dogmas de la iglesia son errores de traducción”.

La conversación nos lleva, cerca del final del programa, al presente del conflicto estudiantil. Claro reflexiona: “El gran problema de la discusión actual, es que de un lado están los estudiantes que tienen la convicción de que las cosas pueden ser distintas (porque saben que la realidad no está dada, sino que es algo que se construye); y, del otro lado, está el Gobierno en una posición realista ingenua que cree que la realidad es exactamente lo que ellos ven. Y se sorprenden mucho de que lo que ellos creen hacer con buena voluntad no sea apreciado. La gran ingenuidad, y que lo hace muy terrible y patético, es que el Gobierno no entiende porque no lo entienden”.

La música de este programa, que grabamos en la librería Ulises de Lastarria, es de Thurston Moore y Bob Dylan.

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