“1943: La crisis del humanismo cristiano”, de Alan Jacobs. La responsabilidad social del intelectual

Cuando ya se veía el triunfo aliado en la última Guerra Mundial, cinco intelectuales europeos se plantearon qué modelo de sociedad querían cuando terminara la guerra. Alan Jacobs analiza esas propuestas y ese momento en este libro, comentado por James K. A. Smith, publicado en Chile por el Instituto de Estudios de la Sociedad.

El supuesto de este libro es una notable confluencia histórica. En 1943, en medio de la intensidad de la Segunda Guerra Mundial, a la sombra de la conferencia de Casablanca y lo que parecía ser una próxima victoria aliada, un conjunto de intelectuales cristianos hizo contribuciones decisivas a la discusión pública sobre lo que podría y debería ser un mundo de posguerra. El mismo día de la conferencia de Casablanca, Jacques Maritain dio la primera de sus Conferencias Terry en la Universidad de Yale centradas en “La educación en la encrucijada”. Al día siguiente, el poeta W. H. Auden habló en el Swarthmore College sobre “Vocación y sociedad”. Y de vuelta en Inglaterra, mientras T. S. Eliot reunía los poemas que se publicarían como Cuatro cuartetos, C. S. Lewis preparaba las conferencias que se convertirían en La abolición del hombre, las cuales, no lo olvidemos, se subtitularon: “reflexiones sobre la educación”.

1943: La crisis del humanismo cristiano,
Alan Jacobs.
Trad. Andrea Torres, Editorial IES, Santiago, 2021, 254 pp.

Jacobs señala dos temas entrecruzados que surgen de estos episodios y que podrían interesarnos hoy. En primer lugar, estas incursiones en la visualización social apuntan a una época “en que prominentes pensadores cristianos en Occidente creían que tenían la responsabilidad de establecer una dirección no solo para las Iglesias, sino para el conjunto de la sociedad”. En segundo lugar, todos ellos creían que la educación estaba en el corazón de esta reconstrucción de posguerra. Como lo comprime más tarde Jacobs, lo que Maritain, Auden y Lewis representan es un “modelo de aprendizaje humanista cristiano como una fuerza para la renovación social”.

Jacobs aporta su estilo ensayístico al proyecto, dejando al lector flotar de escena en escena, cruzando el Atlántico, de ida y vuelta. (El entramado trae a la mente la maravillosa biografía cuádruple de Paul Elie The Life You Save May Be Your Own, un estudio entrelazado de Thomas Merton, Flannery O’Connor, Dorothy Day y Walker Percy). El alcance es a veces de historia mundial, pero en otros puntos, Jacobs nos lleva a la intimidad de la correspondencia y las habitaciones cerradas. Una breve reseña como esta no puede hacer justicia a la textura y los detalles de la historia que recrea Jacobs. La narrativa es convincente y absorbente.

Pero hay algo así como una “tercera fuerza” operando en el libro que aún no he abordado, una voz que acecha a la tentativa de estos aspirantes a arquitectos de la sociedad. El inquietante y profético desafío de Simone Weil está tejido como un cuarto hilo de esta trenza, pero está deshilachado y brilla de una manera que altera la cuerda que los otros tres están tratando de tejer. Y luego, en un significativo Epílogo (que uno espera sea un prefacio funcional para el próximo libro de Jacobs), las intuiciones visionarias y desafiantes de Jacques Ellul de 1946 hacen que 1943 parezca hace mil años. Ellul está describiendo un mundo que ya suena como el nuestro, una sociedad tecnocrática en la que todos vivimos bajo el régimen de la “técnica” y estamos reducidos a instrumentos, a meros técnicos. “Lo que parece la cúspide del humanismo”, observó Ellul, “es, de hecho, el pináculo de la sumisión humana”.

Es difícil para los académicos resistirse a una historia que podría convertirlos en héroes. Sospecho que será difícil para muchos lectores resistirse a leer esto como algo “instructivo”, como una historia para efectos de prescripción, un relato histórico que se ofrece como inspiración académica sobre la importancia de nuestro trabajo como humanistas y profesores. Sin embargo, no estoy seguro de que eso sea lo que pretende Jacobs. Él es honesto sobre la ineficacia de los programas ofrecidos por Maritain, Eliot, Auden y Lewis. “Sus poderes de diagnóstico eran realmente grandes”, observa Jacobs. “Pero sus recetas nunca fueron implementadas”. Ya era demasiado tarde. Esta coda debería evitar cualquier nostalgia por aquellos días felices para los intelectuales públicos cristianos en 1943.

Pero podría haber otro problema persistente más allá de una suerte de tardanza intelectual. El enfoque en la educación que compartieron Maritain, Auden y Lewis parece imaginar que podríamos pensar en la salida de tales problemas sociales. Pero, ¿impidió la educación que las fuerzas del fascismo, para empezar, llegaran a Alemania? (El corpus del ganador del premio Nobel Heinrich Böll es un amplio Nein! a esa pregunta).

Lo que ofrecía esta camarilla de intelectuales cristianos era un “relato” rival del mundo. Pero parece poco probable que los “relatos” vayan a salvarnos de la dinámica del populismo. Si su visión no se implementó, podría deberse a que, al final, era importante sólo para una estrecha clase “educada”. ¿Qué pasa si incluso una educación “adecuada” no es suficiente? Reimaginar la universidad no va a acercarse a tantear a todo tipo de actores sociales y políticos que nunca volverán a sus puertas. Estos pensadores del siglo XX encarnan lo mejor del sentido cristiano de responsabilidad por las sociedades en las que nos encontramos (“pedir por la prosperidad de la ciudad” a la que somos arrojados, como dijo el profeta Jeremías). Depende de nosotros imaginar cómo será esto en el futuro, y sospecho que se necesitará más que ofrecer una versión alternativa del mundo o reformar la universidad. Nos queda imaginar cómo dar forma a la imaginación de una sociedad de otra manera.

[Artículo aparecido en Journal of Church and State 61-2 (2019). Se traduce con autorización de su autor. Traducción: Patricio Tapia.]

James K. A. Smith

James K. A. Smith es profesor en la Calvin University y es editor en jefe de la revista “Image”. Formado en filosofía con un enfoque en el pensamiento francés contemporáneo, también es un intelectual público y crítico cultural. Es autor de, entre otros libros, “The Fall of Interpretation” (2000), “Jacques Derrida: Live Theory” (2005), “Thinking in Tongues” (2010) y “On the Road with Saint Augustine” (2019)

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