Entrevistas
Diego del Pozo, documentalista: «Se ha manejado el legado de Neruda para no incomodar ni a la derecha ni a la izquierda»
Por Diego del Pozo + Nicolás Rojas Inostroza + Pablo Espinosa Z. | Ene 19, 2018
El 12 de julio se estrena en salas el documental “Cantalao, el secuestro de un legado”, dirigido por Diego del Pozo y producido por Recta Provincia. La cinta es sobre el último deseo de Pablo Neruda, que no pudo ser concretado: la creación de una fundación, llamada Cantalao, para acoger a poetas, artistas y científicos. Quienes quedaron a cargo del legado de Neruda después de su muerte—vemos en este documental—, no sólo no realizaron esta fundación, sino que se ocuparon en «domesticar» la figura del poeta, haciéndola inofensiva. “Cantalao”, muestra una arista olvidada, más profunda y política, de nuestro segundo Premio Nobel.

Casa que permanece donde iba a estar ubicada la Fundación Cantalao
—¿Qué es Cantalao?
—Cantalao es el escenario de la única novela de Neruda, El habitante y su esperanza, de la década del 20. Es la versión nerudiana de Macondo o Comala. Pero es también el nombre que le dio a su último gran proyecto: La Fundación Cantalao. Una residencia para artistas y científicos, que estaría ubicada sobre un acantilado en la V región de Chile, frente al océano Pacífico, y a la cual Neruda dedicó no solo mucho dinero (el terreno era de él, además de que donaría todos sus ingresos por derechos de autor), sino que además representaba una herencia cultural para la humanidad. Era una especie de redención, de manifiesto en el que trabajó arduamente durante sus últimos años de vida. Sería un apoyo para los futuros creadores de Chile y del mundo, un lugar donde todas las ideas tendrían cabida. Un proyecto sin comparación, que se encontraba listo en su proyección arquitectónica, y en toda la parte legal. La Corporación de Mejoramiento Urbano, y Sergio Insunza, el Ministro de Justicia de la UP, eran los encargados de la logística en esas áreas. El proyecto estaba listo, la construcción comenzaría en septiembre de 1973, el Golpe de Estado y la muerte de Neruda a los pocos días le dieron un fin dramático.
—¿Cómo se explica el cambio de foco de la Fundación Neruda de los 50, centrada en el culto a la personalidad, hacia este proyecto creativo llamado Cantalao?
—La Fundación Neruda de la década del 50 fue una iniciativa principalmente de la Universidad de Chile, que nació como una propuesta luego de que Neruda donara su colección de caracolas y parte de su biblioteca a la Universidad, en todo caso tengo entendido que esa Fundación nunca se llevó a cabo.
Neruda deja de lado el culto a la personalidad, que tiene a sus treinta y cuarenta años, y a sus cincuenta y sesenta, se reconecta con sus ideas políticas de juventud
Posteriormente creo que Neruda tuvo un cambio en su forma de ser, especialmente en los últimos años, donde el culto a la personalidad, como campaña para el Nobel, lo terminaron agotando, y de hecho antes de ganar el Nobel está ya planificando la Fundación Cantalao, que ya no lleva su nombre, y tampoco estaría encargada de perpetuar su figura en el paso del tiempo, sino que por el contrario es un acto altruista, pensado para los otros. El cambio entre el tipo de fundaciones, pienso que es un reflejo del cambio de la cabeza de ambas fundaciones, es decir, es Neruda el que deja de lado el culto a la personalidad, que tiene a sus treinta y cuarenta años, y posteriormente a sus cincuenta y sesenta, se reconecta con sus ideas políticas de juventud. Recordemos que luego de eso comienza su carrera política más intensa, llegando incluso a ser precandidato presidencial
—El documental presenta una arista desconocida de Neruda, una más política. Neruda, podemos ver, puso su esfuerzo en mucho más que sólo coleccionar caracolas.
—El documental muestra mayormente a un Neruda desde la ausencia. Estrictamente, el documental es sobre el destino post-mortem de Neruda. He sabido que los espectadores no lo notan, porque hay un ambiente nerudiano durante todo el film, pero realmente Neruda sale solo unos pocos minutos en toda la película. Y claro, el Neruda que está en el documental dice básicamente dos cosas: que está enormemente conectado con la realidad del continente americano, que su geografía y su gente son lo que lo ha inspirado siempre, no los libros sino la realidad, y por otro lado, habla de por qué él es comunista. Es de alguna manera una imagen de Neruda, muy diferente a la que estamos acostumbrados. Político y poético, pero desde otro lugar al común y oficial. Por lo demás es su testimonio, su propia voz, así que creo que tiene un nivel de veracidad indiscutible lo que sale en el documental.
— Juan Agustín Figueroa es una figura importante en el documental Cantalao. ¿Qué papel jugó manejando el legado de Neruda, como Presidente de la Fundación Neruda?
—Juan Agustín Figueroa es quien le da forma a la Fundación Neruda que conocemos hoy, durante la dictadura, luego de la muerte de Matilde, a quien se había acercado y ayudado durante la dictadura, gracias a su cercanía con la Junta Militar y sus asesores, en especial Ricardo Claro. Como Presidente de la Fundación y luego Ministro de Agricultura de Aylwin, ocupó todas sus influencias para oficializar esta Fundación, que por supuesto nada tiene que ver con la voluntad de Neruda. Es de alguna manera lo contrario. La Fundación tiene las casas museo y está a cargo de todo el legado de Neruda, de cobrar los derechos de autor, de decidir cuál es el Neruda que se lee y se conoce. De alguna manera, esta imagen del poeta superficial que escribía de amor y le gustaba la fiesta, que no es incómodo para la derecha o la izquierda es la manera en que se ha manejado el legado. Si bien no es el espíritu que habría querido darle Neruda a su legado, al menos hay algo, por contradictorio que suene, porque en la película Figueroa es el antagonista, si no fuera por él quizás no tendríamos nada, y la dictadura habría borrado del mapa a Neruda totalmente.
Esta imagen del poeta superficial que escribía de amor y le gustaba la fiesta, que no es incómodo para la derecha o la izquierda, es la manera en que se ha manejado el legado de Neruda
—Podríamos hacer un paralelo con Gabriela Mistral, nuestro otro Premio Nobel. Al igual que Neruda, se ha tendido a ignorar la faceta política de la poeta. Algo que ha recuperado tu edición de las columnas políticas de Mistral, «Por la humanidad futura».
—Me da la impresión que hay una práctica constante que comenzó en la década del 70, durante la dictadura, y que se ha mantenido con los años, que intenta banalizar a los agentes culturales que puedan ser complicados para la discusión social. Son estrategias que por uno u otro motivo, intentan mostrar la superficialidad de personajes que por supuesto fueron mucho más que el coleccionista de caracolas, o la profesora rural. Sin embargo “venden” más si es que la derecha y la izquierda pueden utilizarlos sin problemas.
No creo que sea algo particular en contra de Mistral, o quizás Neruda, pero sucede con ambos, que han sido reconstruidos con el tiempo desde paradigmas que tiene mucho de control político, que intentan oficializar sus discursos para validar a ciertos sectores. Esto ha hecho que cuando nuevas generaciones, dentro de la cual me siento parte, se acerca con cierta incertidumbre a estas figuras enormes, muchas veces encontramos incongruencias entre la primera fuente y la que se ha ido solidificando con el paso del tiempo.
Mi trabajo en el cine y en la literatura siempre ha estado marcado por un interés en cuestionar la oficialidad de los discursos
Las dimensiones políticas de Mistral y Neruda, son probablemente el nivel donde es más fácil identificar la manipulación que ha habido en torno a sus figuras, pero luego si vamos a su poesía, la que se lee y la que se publica, también podemos darnos cuenta que están bajo el mismo paradigma de “censura” y “apropiación”.
Mi trabajo en el cine y en la literatura siempre ha estado marcado por un interés en cuestionar la oficialidad de los discursos. Tanto con el Poema de Chile como con Por la Humanidad Futura de Gabriela Mistral, así como con los documentales, especialmente «Cantalao», he pretendido mostrar figuras fidedignas, donde sean los propios Mistral y Neruda los que hablen por sí mismos, demostrando así que no es tan grande la distancia temporal, sino que por el contrario, las consecuencias de esa manipulaciones históricas se viven hoy con enorme fuerza, y que estamos a tiempo de retomar un camino más honesto.
Tras la muerte de un poeta
—¿Esperas que este documental logre retomar el proyecto Cantalao?
—Nada me gustaría más que la voluntad del poeta se viera respetada, pero sé que pensar en la formación de una fundación como Cantalao es casi imposible, no solo por la complejidad del proyecto, sino porque los agentes que están a cargo del legado de Neruda no pueden estar más lejos de las ideas que inspiraron Cantalao. Pensar que mi película podría provocar un cambio así de radical, sería totalmente inesperado.
—¿Cuáles han sido hasta ahora las reacciones de los distintos sectores?
—Las reacciones han sido variadas, pensemos que la película hasta ahora ha tenido más tribuna en el extranjero que en Chile. En México hubo una gran reacción no solo de parte de la audiencia, sino también mucha cobertura de prensa, y contactos para mover la película posteriormente, estuvo en Oaxaca y en Guadalajara, y pronto se presentará en Ciudad de México. En Bolivia también tuvo una tremenda acogida, ganamos el premio del público en el Festival de Cine de Sucre, y luego estuvo en cartelera en La Paz, donde se estrenó en el marco de un ciclo de cine latinoamericano a sala llena. En Europa también tuvo muy buenas reacciones, en Finlandia y Francia participó de festivales donde la respuesta del público fue conmovedora, ver finlandeses llorando en el cine no es algo muy común. Este año estaremos también en otro festival en Dublin, y como ya empezamos el proceso de distribución internacional, sabemos que hay interés en lugares muy exóticos como Irán y otro países de medio oriente por contar con la película, así que diría que en el extranjero el documental ha tenido una gran recepción, y que la historia sobre este último gran proyecto de Neruda genera conmoción y sorpresa.
En Chile la participación en festivales ha sido baja, solo hemos sido seleccionados en tres: El festival de cine de la Cineteca de la Moneda, el Festival de Cine de Chiloe, y en el de Ópera Prima que realiza el Centro Arte Alameda, el resto han sido solo rechazos en las postulaciones. De todas formas estamos trabajando ahora para realizar el estreno nacional durante el 2018.
Por lo demás he logrado estar en gran parte de las exhibiciones tanto en Chile como en el extranjero y algo que me ha gustado mucho ha sido participar de las conversaciones posteriores con las personas que la han visto. Presenciar las reacciones ha sido maravilloso, al final uno hace películas con el fin de comunicar, de contar una historia y compartir una reflexión, y ese proceso se cierra y se revive cada vez que alguien comenta algo o hace una pregunta, así que no creo que hayan buenas o malas recepciones, sino procesos completos o incompletos. Espero que aun nos quede un buen tiempo para seguir mostrando «Cantalao».
— ¿Crees que este documental puede ayudar a releer la obra de Neruda?
—Sería maravilloso pero muy pretensioso de mi parte afirmar que es así. No creo que esté dentro de las consecuencias directas de ver el documental que se desprenda una relectura de la obra de Neruda, nada me gustaría más, pero es más bien un documental que sitúa un nuevo punto de vista sobre la historia reciente. Con que incentive a leer a Neruda, yo ya estaría más que feliz, de ahí si hay nuevas interpretaciones aún mejor, pero con que genere el incentivo de volver a leer a Neruda, a investigar sobre él, y quizás encontrar ahí cosas nuevas que habían permanecido ocultas u ocultadas, yo me doy por conforme. Creo que es más bien una película que despierta suspicacias y ganas de levantar un manto que pareciera estar ahí de manera inamovible, es un incentivo a buscar, a leer, a estar inconforme con la oficialidad.
Creo que «Cantalao» despierta suspicacias y ganas de levantar un manto que pareciera estar ahí de manera inamovible, es un incentivo a buscar, a leer, a estar inconforme con la oficialidad
—Se investiga actualmente si Neruda fue asesinado, en la misma clínica en que la dictadura acabó con el Presidente Frei Montalva, o si murió por las complicaciones del cáncer que lo afectaba. Luego de investigar el contexto y el personaje, ¿qué impresión te queda?
—Durante gran parte del tiempo que estuvimos grabando para el documental, el caso de Neruda era parte de él, entrevistamos al abogado querellante, a la familia, al chofer, a la Fundación Neruda, etc. Teníamos material para hacer una película solo sobre el posible asesinato de Neruda, incluso registramos la exhumación y el funeral de Estado que se hizo cuando retornaron los restos a Isla Negra el año pasado, pero finalmente nos dimos cuenta que ese tema es otra cosa a la que queríamos plantear con la película, así que finalmente decidimos dejarlo totalmente de lado. El caso está aún abierto, y si se llega a comprobar que hay terceros involucrados en la muerte de Neruda, a mi juicio ahí recién empieza el caso, luego de eso habría que saber quienes son esos terceros, si fue la dictadura de Pinochet, la CIA, o quién sea. Y en caso de que se compruebe que fue una muerte causada por el cáncer, lo cual creo que ya está un poco descartado, de todas formas hay que entender que todo esto es doloroso para la familia y yo al menos prefiero respetar sus sentimientos. No me aventuro con teorías, que la justicia haga su trabajo, por el bien de la memoria nacional.
Los rostros de Neruda
—En el Festival de Cine Latinoamericano de Helsinki, hubo un focus on Neruda, donde se mostró la película de Pablo Larraín, «Neruda», y luego «Cantalao». ¿Qué opinas sobre la cinta de Larraín?
—Me lo han preguntado mucho. Parece inevitable entrar en las comparaciones. Me gustó mucho visualmente, el final en el bosque de araucarias nevadas es realmente bello. La historia sin embargo no me provocó nada, ni siquiera una reflexión histórica, lo único que vi de Neruda, fue el nombre en el título. La imagen de Neruda que está en la película es exactamente la contraria a la que yo intenté lograr en mi documental.
Creo que la película «Neruda» de Larraín terminó haciéndole un flaco favor al ya tan vapuleado Neruda
Escuché en una entrevista a Larraín, donde decía que finalmente en el proceso de escritura de guión, junto a Calderón, habían decidido dejar de lado a Neruda y crear ellos a su propio personaje, y creo que eso se nota. La reiterada aparición de los sonetos de amor, como los únicos poemas que recitaba Neruda, me parecieron burlescos y un poco simple en su interpretación, así como un reflejo del poco interés por parte de los creadores en la obra de Neruda, dentro de su poética hay versos para componer todo un relato policial como el que se intentó. Igualmente la interpretación de los hechos, suena extraño pero ocupar la realidad para hacer una ficción es sin duda un ejercicio extremadamente complicado donde obviamente se hieren susceptibilidades, pero plantear como comedia uno de los momentos más oscuros de la historia de Chile, como la aplicación de la ley maldita de González Videla, y el terrible hecho de tener que abandonar el país por ser un perseguido político, como un acto para elevar la figura personal, creo que son cosas más ad hoc a los creadores que a Neruda mismo, me cuesta pensar que Neruda viera con simpatía ese momento de su vida. Las páginas dedicadas en Confieso que he vivido a ese momento de su vida están lejos de tener el tono de la película. Finalmente, a pesar del enorme recorrido que tuvo la película tanto en Chile como en el extranjero, y que incluso le sirvió de trampolín a Larraín para hacer películas en EEUU, de lo cual me siento muy feliz por él de verdad, no sé si la película terminó haciéndole un flaco favor al ya tan vapuleado Neruda. En todo caso, una obra que genera tal nivel de conflicto, no deja de ser interesante.