Le pedimos a amigos y colaboradores de Ojo en Tinta que seleccionaran un libro que permita explicar o entender lo que está sucediendo en el Chile de 2019. Así queremos empezar a armar la Biblioteca del Estallido.

Los fusileros
Juan Cristóbal Peña
Debate
Disponible en BP Digital
Porque es la mejor crónica periodística escrita en Chile sobre la dictadura. Y hay que mirar la dictadura anterior para comprender la dictadura presente. —Arelis Uribe, periodista y escritora.

Oxicorte
Juan Carreño
Das Kapital
Es uno de los pocos autores chilenos contemporáneos que no se viste con ningún traje para escribir. Es más, creo que más bien se despoja más que se pone algo. Escribe lo que vive, lo que ve, lo que experimenta, y lo escribe desde las entrañas mismas, las que lanza como unos dardos que buscan herir a un sistema que se esfuerza por invisibilizar a esa cultura popular que él revitaliza. Y por cultura popular hablo aquí de esa producida por el pueblo: la auténtica cultura que sobrevive y se transforma en medio de la injusticia y la represión. Y que a la vez, y paradójica y maravillosamente, es más libre que ninguna. Esa cultura que hoy brota furiosa y orgullosa, como es justamente la pluma de Carreño en ese poemario. —Marcelo Morales, periodista y cofundador de Cinechile.cl.

La Bandera de Chile
Elvira Hernández
Libros de Tierra Firme
Disponible en Memoria Chilena
En las primeras semanas del estallido observé la bandera chilena en el espacio público: pasando por versiones gigantes que unirían a muchos en la manifestación, hasta llevarla a un pedazo de tela agujereada para cuestionar el poder y las instituciones. El libro-poema La Bandera de Chile de Elvira Hernández nos hace pensar en esa bandera como personaje protagonista, carga histórica, emblema personal y espacio de reflexión: “con el ojo que tiene / agrandado como estrella / cíclope ateo / de arriba abajo mirando el filo de los cambios”. Aunque escrito en 1981, poco después de la detención de la autora en dictadura, este libro sigue vigente en el estallido actual porque nos recuerda que la bandera tiene múltiples significados: no es una imagen estática, por lo tanto su discusión debiese ser permanente. —Luisa Rivera, ilustradora.

Esa ruca llamada Chile y otras crónicas mapuches
Pedro Cayuqueo
Catalonia
Disponible en BP Digital
El problema de Chile es, quizás, un problema de comprensión lectora.
“Fin del año. Fin de la humanidad, según nuestros primos mayas. La hora de los recuentos. En el caso mapuche, nuevamente Chile despide el año en deuda. Pudo ser, pero no fue”.
Parece un párrafo escrito hoy; sin embargo, es de 2012.
Esa ruca llamada Chile (Catalonia, 2014) es el tercer libro de Pedro Cayuqueo, escrito durante el primer gobierno de Sebastián Piñera. Estas crónicas aparecieron en La Tercera y en The Clinic. Pese a ello, al parecer nadie entendió lo que allí se decía.
Se trata de la funesta crónica de una nación que no da el ancho con el pueblo mapuche y con el resto del país. Los personajes son los mismos: Piñera, Chadwick, Twitter, la clase política. Una realidad en ebullición, una olla a punto de explotar, descrita semana tras semana: fuego, muerte, Carabineros a mansalva, prensa distraída, violencia injustificada, justicia imprecisa, rebeldía, redes sociales, futbolistas, bandera mapuche. ¿No es acaso el resumen de la insurrección de 2019?
Justamente de eso habla este libro, de eso que no vimos venir.
Al parecer no sabemos leer.
No muy bien.
“Ya es hora de ponerse a la altura”, remata su autor. —Gonzalo Oyarzún, bibliotecario.

Punta de rieles
Manuel Rojas
Tajamar Editores
Los textos de toda época y formato en torno a nuestra desigualdad atávica no se agotan como fuente de comprensión sobre el país que nos ha tocado. Es un deber mínimo contra la ingenuidad de los análisis parciales y oportunistas, creo. Las diferencias evidentes en el habla, las experiencias, los temores y las posibilidades de un obrero y su patrón no opacan, sin embargo, también aquello que los hermana: el lidiar con un país cruel, de prejuicios irremontables y de recursos asignados por simple suerte, y no mérito. El suyo es un diálogo de tensión atávica, y desgraciadamente aún vigente. —Marisol García, periodista e investigadora sobre música popular.

Contra la patria
Tos de Perro
Oxímoron
Mi elección radica en el hecho que es un poemario-metralleta, atravesado por el desencanto, la rabia. Con un lenguaje claro y nada estridente ni adornado, se posiciona desde una clase, desde una agonística que recusa los circunloquios, las introspecciones, los devaneos del nihilismo individualista. Contra la patria significa contra el abuso, contra los explotadores, contra los verdugos, contra la ignorancia, contra la farándula, contra la propiedad privada, contra la iglesia, contra la gran familia chilena, contra las imposibilidades. Contra todas las cadenas. —Francisco Marín Naritelli, periodista y escritor.

Space Invaders
Nona Fernández
Alquimia Ediciones
Disponible en la BP Digital
Cuatro años antes de que Patti Smith convirtiera Space Invaders en un libro taquilla y que hordas de personas se tomaran la Plaza de la Dignidad, Nona Fernández presagió ciertas ideas e imágenes que hoy están en boca de todos. En muchas ocasiones, Space Invaders se siente como si se hubiese escrito esta mañana: sus protagonistas —una generación de niños que crecen en dictadura— “despiertan” de su adormecimiento; sueñan, tienen recuerdos y vagas sensaciones de su crianza en medio del autoritarismo; son visitados por “fantasmas” de su pasado; están constantemente intentando asimilar lo que sienten y buscando cómo enfrentarlo. Hasta cierto punto, Space Invaders parece la sesión de terapia que muchos necesitamos en estos días. —Graciela Marín, periodista cultural.

Los anarquistas y el movimiento obrero
Sergio Grez
Lom Ediciones
El anarquismo ha sido particularmente mencionado en las últimas semanas en Chile. Demonizado, más bien. En los medios de comunicación se habla regularmente de anarquista como sinónimo de violentista o encapuchado. Aunque hay anarquistas partidarios de la violencia, no lo son todos necesariamente: el anarquismo es una corriente diversa (lo que hay son «anarquismos», dicen algunos). Sí es posible, sin embargo, buscar cierta cercanía del movimiento actual con el anarquismo. Por ejemplo, la unión y la acción directa (lucha al margen del Estado y los partidos políticos, no necesariamente violenta). En las pancartas de las manifestaciones y en grafitis callejeros, al mismo tiempo, se han visto varios elementos históricamente propios del anarquismo: la denuncia de la explotación capitalista, antimilitarismo, igualdad de sexos, internacionalismo, naturismo y rechazo a la autoridad. Para profundizar y conocer más sobre este movimiento en nuestro país, sugiero Los anarquistas y el movimiento obrero, de Sergio Grez. Es un buen momento para aprender más sobre esta corriente, que tuvo en el pasado gran importancia y es hoy injustamente simplificada, y conocer a luchadores y luchadoras del pasado en Chile, que lograron importantes conquistas para la clase trabajadora y que tuvieron vidas marcadas por la dura represión policial y gubernamental (una historia que, lamentablemente, se está repitiendo). —Pablo Espinosa Z., licenciado en Filosofía, cofundador de Ojo en Tinta.

Liceo de niñas
Nona Fernández
Ediciones Oxímoron
El llamado «estallido social» comenzó con la evasión en el transporte público y escolares saltando los torniquetes de estaciones. Niñas con sus jumper cortos, riendo cómplices, sin saber que esto derivaría en el cuestionamiento al modelo completo y en la represión estatal más violenta desde la vuelta a la democracia. Me hizo recordar Liceo de niñas la obra de teatro que editorial Oxímoron publicó como guión, escrito por Nona Fernández. En la historia, un profesor de un colegio público, agotado, endeudado y decepcionado de las luchas políticas, se encuentra en el ducto de ventilación con unas niñas escondidas a propósito de una toma. El tiempo se mezcla al enterarnos que llevan más de treinta años escondidas, que esperan saber del líder de la toma, detenido por carabineros, torturado por la CNI. La obra trata de esa generación de jóvenes liceanos de los 80, que nunca tuvieron una respuesta concreta por parte de las políticas públicas de la transición ni los verdaderos cambios estructurales que exigían. Perdidos en el tiempo, en el Estado, en la represión policial, esos jóvenes son también nuestros jóvenes, de ahora. Diálogos inteligentes, personajes entrañables y un final emocionante, hacen de esta obra un indispensable del Chile actual. —Lissette Fossa, periodista.

Solos en la noche. Zamudio y sus asesinos
Rodrigo Fluxá
Catalonia-UDP
Disponible en BP Digital
Este libro nos introduce en la noche en que cuatro personas torturaron y asesinaron a Daniel Zamudio en el Parque San Borja, en pleno centro de Santiago, relacionando la profunda desigualdad social con la violencia en la ciudad, temas fundamentales del llamado estallido social. Por medio de un relato que se estructura en torno a los perfiles de estos cinco involucrados, Rodrigo Fluxá describe cómo la vida de estos personajes, marcada por precariedades extremas, derivó en la muerte del homosexual Daniel Zamudio, quizás el con la situación más precario de ellos. Lo interesante de este libro es que la mirada de Fluxá a este hecho terrible no aborda el motivo de la discriminación como leit motiv principal (fue el hecho que dio luz a la ley antidiscriminación, conocida como Ley Zamudio), sino que levanta la tesis de que fue un conjunto de situaciones de privación y biografías cruzadas por la pobreza y la violencia lo que llevó a esa noche. Sin justificar lo sucedido intenta encontrar las razones de este hecho macabro. De alguna forma su respuesta señala que es la desigualdad cotidiana, o “estructural”, la que genera la violencia que llega a desbordar los sentimientos de los involucrados. —Joaquín Fermandois, sociólogo, apasionado del cine y la literatura.

Canciones espectrales. La muerte de los Monroy’s Destruction
Christopher Rosales
Abducción Editorial
Un libro que he recordado durante el estallido ha sido uno, publicado en el 2015, que retrata los días —las noches, en realidad— de los integrantes de una banda de death metal, que a falta de señales de la existencia de un dios, o diablo, confiable, rinden culto al difunto Monroy. Los Monroy’s Destruction hacen ruido, solo por el gusto urgente de hacerlo. Los sueños de gloria, la fama, el disco que lidera las listas no tienen cabida aquí. “Pura evasión, escape, necesidad de supervivencia. Y mutilación”. Quien pronuncia estas palabras, en nombre de la banda, no solo se refiere a los violentos ensayos y las casi inexistentes tocatas, sino a la relación de fuerzas, siempre desequilibrada, entre los sueños y la realidad. Un libro sobre la violencia y sus formas. El sueño de un caos, por fin, contenedor. —María José Ferrada, periodista y escritora.

«Mensaje para el Congreso por la Democracia»
En Por la Humanidad Futura
Gabriela Mistral
La Pollera
Disponible en BP Digital
Su artículo, que inicialmente sería un discurso, “Mensaje para el congreso por la Democracia”, publicado originalmente en la Revista Sur en 1950, y que se encuentra digitalizado en la BND con acceso público, es una reflexión profunda extensible al estado de la democracia actual de Latinoamérica. De acuerdo con Mistral la falsa igualdad, representada por una democracia y una república en crisis, es la mejor muestra de cómo funciona un Estado sostenido por una clase política dominante, con un pueblo que ignora como ejercer su voto, y que por pensarse el burlador termina siendo el burlado. Su visión es finalmente un retrato a la identidad del continente más que a un contexto histórico preciso. Su diagnóstico, sus advertencias y sus propuestas, eran válidas y necesarias entonces en 1950, pero me parecen fundamentales hoy, porque 70 años después parece que el tiempo se detuvo y Mistral escribió el artículo ayer, desde algún lugar lejano y cargado de lucidez. Hasta su disculpa inicial por no estar presente parece adecuada. —Diego del Pozo, escritor y cineasta.

Tierra Amarilla
Germán Marín
Fondo de Cultura Económica
Entre las demandas que han convocado a las personas a manifestarse en las calles se incluye el acceso al agua. La novela Tierra Amarilla de Germán Marín narra los pasos de un periodista enviado a la región de Atacama para investigar la aparición del chupacabras, pero su búsqueda dará un giro al entrevistarse con el Mayor Stuven. Es un relato con insinuaciones políticas y económicas a los intereses por el derecho al uso del agua, ya que los recursos hídricos del país se encuentran completamente privatizados. Esto nos lleva a pensar en la necesidad de considerar los principios de justicia social y ambiental en la nueva constitución. Marín retoma la mirada criollista y nos presenta otro Chile sometido a la mano dura del extractivismo. De igual manera, la novela nos habla de forma explícita de los horrores políticos de nuestra historia reciente, que parecen repetirse hoy. Nos lleva a entender las distintas perspectivas del estallido social en territorios alejados de la capital. —Carolina Cornejo, estudiante Magíster en Literatura Latinoamericana (UAH) y colaboradora en Comunibeer.cl.

Giannini público
Humberto Giannini
Editorial Universitaria
«La gratuidad es un derecho de nacimiento. Nadie nos llamó a existir en la vida, llegamos simplemente todas y todos. Y los pobres y los ricos llegan a la vida igual, pero llegar a la vida significa una obligación de la sociedad, si quiere seguir siendo una sociedad histórica y no anónima”, sentenció el filósofo chileno Humberto Giannini (1927-2014) en su última entrevista. Justamente esas conversaciones —junto a una cuidada selección de columnas y artículos— están compiladas en el libro Giannini público, editado por la Universidad de Chile a fines de 2015. Me parece un texto fascinante, pues el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades enseña sin aspavientos, reflexiona sobre lo cotidiano, cuestiona el modelo impuesto en dictadura (increíblemente profundizado en democracia) y se adelanta, con sus preguntas, al estallido social que vivimos por estos días. El mismo que los poderosos no vieron venir desde las colinas de sus privilegiadas realidades, muchas de ellas vinculadas al ejercicio del “servicio público”. Bien sabía el profesor, quien se embarcó a los 16 años como marino mercante en el Aysén, que esconder la basura debajo de la alfombra tenía sus límites: “El Chile actual es un país de conflicto escondido, de conflicto oculto, de conflictos que no se han vivido y que no han permitido un proceso real de diálogo moral” (1997). Al menos ahora ya estamos en eso. —Nicolás Rojas Inostroza, periodista, cofundador de Ojo en Tinta y autor del libro «Grito y plata».

Los invasores
Egon Wolff
Pehuén
Desde el 18 de octubre pareciera que hemos estado inmersos en una puesta en escena donde la realidad ha superado la ficción, a tal punto que la comparación del estallido con una invasión alienígena o las manifestaciones ocurridas el centro comercial de un sector acomodado de la capital, aparentan ser actos sacados de Los Invasores, de Egon Wolf. Lo desolador es que esta obra de teatro se escribió hace más de cincuenta años y volver sobre ella es como teletransportarse a estos últimos meses. Siendo otro el contexto, no se puede ignorar que el miedo a perder privilegios, plasmado en los personajes burgueses que no comprenden por qué sucede lo que sucede, es parte del problema en la vida real y en la obra, donde pensamientos como los de Pietá difuminan sus límites entre lo ridículo y lo patético. Me parece que es una obra necesaria y fundamental, que no ha perdido vigencia desde su estreno en 1963, invitándonos a reflexionar sobre el sentido una la dignidad humana que pareciera ser un personaje secundario en la realidad que habitamos hoy. —Bernardita Yannucci, Magíster en Literatura Latinoamericana.

Sombras contra el muro
Manuel Rojas
Zig-Zag
Algo que ha atravesado este movimiento ha sido la pregunta por la violencia. Por un lado ha sido unánime la condena a las violaciones sistemáticas de los derechos humanos que ha cometido la policía. La pregunta más difícil, sin embargo, ha sido otra: ¿es legítimo usar medios violentos —la quema del metro, la destrucción de los espacios públicos, las bombas Molotov— para conseguir los cambios sistémicos que estamos buscando? Manuel Rojas se hizo una pregunta muy parecida en la novela Sombras contra el muro (1964) en donde describió su propia participación en el movimiento anarquista durante las primeras décadas del siglo XX. Creo que en este libro Rojas rechaza la violencia como un camino más o menos claro a la emancipación. De Alberto, uno de los pocos compañeros suyos que lleva una pistola y que está abiertamente a favor de las acciones directas, dirá: “Algunos pensaban más en los demás que en ellos mismos, pero otros, como Alberto, pensaban más en ellos mismos que en los demás”. Esa es la clave. Son muy pocos los momentos en los cuales una reacción violenta se fundamenta verdaderamente en el bienestar común. Es mucho más frecuente que esa reacción responda al interés más o menos pequeño de un puro sujeto que, en realidad, desea verse en un espejo heroico tal como se vio y se sigue viendo el joven Narciso, enamorado de sí mismo. —Ignacio Álvarez, académico de literatura de la Universidad de Chile.

Sumar
Diamela Eltit
Seix Barral
Creo que aún nadie la escribe en las calles de Santiago, pero esta frase no desentonaría para nada en estos días: “Necesitamos torcer el tiempo para disponernos a vivir”. Está en las primeras páginas de Sumar, la novela que Diamela Eltit publicó el 2018 y que ahora aparece como una de las lecturas más obvias para intentar descifrar el estallido social chileno que vivimos. Obvia y certera: tras varios libros escarbando en los efectos nocivos que ha producido el neoliberalismo, en este libro Eltit imagina una gigantesca marcha de cientos de días que protesta por la histórica explotación y marginación de un orden social dominado por la economía. La novela asume la voz de los vendedores ambulantes, pero funciona para leer el Chile que estalló el 18 de octubre: es una movilización de volúmenes inéditos que, cargada de esperanza y desesperación, se lanza a las calles para cambiar las reglas de su época. Esta crisis también podría leerse a través de libros de Alejandro Zambra, Marcelo Mellado o Paulina Flores (y varios otros títulos de no ficción), pero en Sumar se palpa lo más distintivo de esta revuelta: un pueblo agobiado que decide poner su cuerpo —lo único que tiene— para hacer de la calle un único organismo convulsionado que pide lo que hasta hace muy poco parecía imposible. Lo aterrador de esta novela de Eltit es que no solo vislumbraba el estallido, sino que también imagina que en su extensión en el tiempo la marcha se interna en una oscuridad en que se les arrebata cualquier poder. —Roberto Careaga, periodista.

Míster Jara
Gonzalo Drago
Quimantú
El cuento que da nombre al libro publicado en 1973 por la editorial Quimantú, presenta a un personaje que reniega de su origen, de su color de piel y de sus rasgos indígenas. Desconoce a sus pares para congraciarse con los jefes extranjeros en la mina el Teniente. Mr. Jara es quien ha sabido escalar socialmente gracias a “su rudimentario conocimiento del idioma inglés y el uso cotidiano de su flexible espina dorsal cuando se veía en presencia de un jefe rubio, auténticamente yanqui, made in USA”.
Chile es un oasis para unos pocos privilegiados que han instalado con fuerza la mentira de la meritocracia y la falsa promesa de las bondades del neoliberalismo. Sin embargo, sólo se sostiene por esos miles de “Mr. Jara” que abundan en nuestro país, productos del clasismo que esta sociedad ha instalado y que como tan bien expresara el poeta Hernán Miranda, “ha convertido en arribistas hasta los mendigos”. Y hoy nos explota en la cara, en demanda por una sociedad más justa. —Carolina Melys, profesora y escritora.

El padre mío
Diamela Eltit
LOM
El texto de Eltit me pareció desde la primera lectura, en 1990 quizá, una versión más bien involuntaria de la novela de William Faulkner El sonido y la furia. Eltit logró capturar en una voz delirante la historia de Chile. La historia como relato insoportable de una multiplicidad de hechos que se yuxtaponen de manera abigarrada forjando la versión irracional y desquiciada de la historia nacional. Una posibilidad literaria de la historia que se opone a la historia de los historiadores, en donde las partes calzan y ahí la causalidad positivista provee de sentido. En el texto de Eltit el delirio une y desgaja, acumula y disemina todos los sentidos de la explicación que vienen a dar al presente con un significado y una finalidad. Para mí, el texto de Eltit generaba un sentido en el que el estallido del lenguaje, de su sintaxis, me resultaba más cercano a como veía la lógica del poder y del presente histórico. El habla del loco se parecía más a cómo debería ser la explicación de porqué estábamos en dictadura. Por qué nos gobiernan quienes nos gobiernan, por qué estamos como estamos, por qué la dictadura y el poder de la fuerza se nos hacen tan insoportables. Por qué la crueldad de las fuerzas policiales, a pesar de que esos sujetos eran los mismos con los que quizás jugábamos en el patio de la escuela, en San Bernardo o en Malloco, en una infancia entonces no tan lejana. Esto que vivimos no tiene la explicación coherente que la racionalidad histórica supone, pensaba al leer. Esto es Chile, una historia contada por un loco. Ese lenguaje de pesadilla es el Chile del terror y el abuso, del que no podemos librarnos. Cada cierto tiempo, vuelve, como pesadilla y desquiciamiento colectivo. —Hugo Bello, docente, crítico literario y cultural.

Del poder constituyente de asalariados e intelectuales: (Chile, siglos XX y XXI)
Gabriel Salazar V.
LOM
La revuelta social-popular iniciada el 18 de octubre de 2019, develó una serie de fisuras en la sociedad chilena y en el sistema económico neo-liberal, agudizando la crisis política que se arrastra desde hace más de una década. Una de las principales demandas —y también propuesta— nacida desde la ciudadanía, ha sido la necesidad de construir un nuevo pacto social, materializado en una nueva Constitución. En este sentido, el libro de Gabriel Salazar escarba en la historia, y reconstruye en su relato, los orígenes de la ciudadanía chilena, haciendo un análisis profundo de los diferentes procesos de aprendizaje político, y de respuestas reaccionarias por parte de la oligarquía nacional, en que se vieron involucrados los sectores populares, dando como resultado una asamblea constituyente en marzo de 1925. Según el autor, este “ejercicio constituyente” es el acto culmine de la evolución política de la sociedad chilena del siglo XIX y principios del XX, que presionó por cambios estructurales de manera institucional, evitando la revolución violenta. En este sentido, ¿estamos en un momento de crisis re-estructuradora, tal como lo ejemplifica Salazar? Sólo el tiempo lo dirá. —Diego Lizama Gavilán, historiador, investigador de Memoria Chilena.

La sangre y la esperanza
Nicomedes Guzmán
LOM
Publicada en 1943, esta segunda novela de Nicomedes Guzmán (1914-1964) narra, en la voz del niño Enrique Quilodrán, las vidas mínimas de los habitantes de un conventillo del barrio Yungay en la década del 30 del pasado siglo, durante el segundo mandato de Arturo Alessandri Palma (el «sanguinario» del que nos habló Violeta Parra). Suena antiguo, pero ahí está precisamente su valor: la novela retrata un país plagado de carencias, de gran precariedad laboral, sin acceso a la vivienda, a la educación o una salud digna. Y hoy constatamos que lo que estamos reclamando en las calles son las mismas demandas de hace más de ochenta años, ocultas detrás de la escenografía de cartón de un país con ínfulas de grandeza, que vivía cegado por la entelequia de un supuesto bienestar a través del consumo. Sin embargo, la novela contiene una mirada llena de ternura y cariño por sus personajes, y algo que hoy recupera su valor: el sentido de pertenencia a una comunidad, el apoyo mutuo y la empatía. —Felipe Reyes, escritor.

Sinceridad: Chile íntimo en 1910
Alejandro Venegas (Dr. J. Valdés Cange)
Disponible en Memoria Chilena
Frente a quienes percibían logros, avances, celebración y satisfacción, aparecieron voces que veían graves problemas y un futuro incierto. No son de esta crisis, sino de 1910, estas perspectivas contrapuestas. Los más agudos se decantaron por el pesimismo y, entre ellos, destacó Alejandro Venegas (1871-1922), un profesor que publicó bajo pseudónimo Sinceridad: Chile íntimo en 1910 (reeditado por la Universidad de Talca, 2011). Allí escribe cartas al candidato presidencial Barros Luco sobre los problemas del país con muchas críticas que parecen actuales: “Si vos pudierais dejar por unos días los palacios y descender a los conventillos de las ciudades, a los ranchos de los inquilinos, a las viviendas de los mineros o a los campamentos de las salitreras, vuestro corazón se enternecería y vuestro rostro se enrojecería al ver la vida inhumana que llevan las tres cuartas partes de vuestros conciudadanos”. Venegas los conoció. Recorrió Chile a su propio costo y en condiciones miserables, de incógnito. ¿Habría servido ahora un intermediario entre las capas dirigentes del país y sus cada vez más lejanas capas populares y medias? Tal vez tampoco sirvió el sacrificio de Venegas: convivió con el pueblo, comió en su misma mesa y durmió bajo su mismo techo, sufrió todas las inclemencias, conociendo sus dolores para, según su amigo Enrique Molina, “exprimir de esta viña sombría el jugo agrio de su ‘sinceridad’”. Al menos, queda su libro. —Patricio Tapia, viajero en torno a su cuarto.

Jeidi
Isabel M. Bustos
Laurel Editores
Disponible en la BP Digital
Jeidi es una niña de 11 años que vive sola con su abuelo en Villa Prat, en el campo profundo chileno, en una casa vieja con suelo de tierra, con un solo vecino a la redonda y cuando se siente sola le habla a su perro. Ella habita esos espacio donde el Estado no llega ni se ha esmerado en llegar. Isabel M. Bustos dibuja escenas de pobreza, a través de una mirada chistosa, resilente y a veces irreverente de Jeidi. Es un relato sobre cómo pasar de niña a mujer en la falta de educación, de salud, de contención y donde el machismo la van configurando como una ciudadana de segunda y tercera clase. La historia se cuenta con la melodía amable de tragicomedia. Elijo este libro por su ternura infinita, por el oído fino de su escritora con las palabras, y porque es un relato que grafica bien alguna de las causas del Estallido Social del 18 de octubre. Jeidi (además de ser un libro conmovedor) nos recuerda a todos y todas la necesidad de cambiar nuestro sistema #Hastaquelavidaseadigna. —Patricia Rivera de la C., realizadora audiovisual y académica Periodismo UAH.

Martin Warp
Enrique Videla y Abel Elizondo
Viceral Ediciones, Mythica Ediciones
Martin Warp: el caos te devuelve la mirada. El cómic Martin Warp elaborado por Enrique Videla y Abel Elizondo trata de la vida de Martin Cáceres, un adolescente que vive en el sur de Chile, en la ciudad de Los Ángeles: lugar donde se pasea en skate por los techos de la ciudad con su fornido amigo Juan, cuando no se está inyectando Ketamina para poder viajar a través del tiempo, o pirateando películas en VHS, mientras su amiga Olivia experimenta visiones del fin del mundo por las noches. Todo se complica cuando lo acusan de haber matado a Manuel Katriman, el Katri – Manki, o cóndor herido, un famoso bandolero asesinado el año 1968, cuarenta años antes de lo que narra la obra. Esa torsión espacio temporal devenida en culpa es lo que define a Martin Warp, además de su estética: nació y se la identifica con fuerza en las movilizaciones del 2011. Sin embargo Martin Warp no sólo toca esa fibra de la mano de una estilo y narrativa totalmente deudor del stencil, el gráffiti y la intervención urbana, sino que en su revulsión narrativa cruza de manera fractal las fracturas del Chile social y la propia historia del cómic nacional; desde los niños del Sename hasta Ogú y Mampato pasando por la pregunta de si efectivamente existe un cómic chileno, porque en su verborrea material y sus capas de gris y digital también se escucha el lamento por la pérdida de un tipo de historieta nacional, que también se llevó la dictadura. Más que un cómic, una obra, o novela gráfica, Martin Warp es una herida visual en sí misma, algo pasajero y eterno, circular e instantáneo, un granito gráfico subversivo listo para ser lanzado. Creo que en sus páginas, silencios y elisiones se encuentra una de las mejores representaciones de la juventud que lleva tomándose el país hace ya más de cincuenta días. —Pablo Soto, librero.

Ídola
Germán Marín
Hueders
Ídola es una historia como cualquier otra —bueno, no tanto— ambientada en un Santiago de mentira. Un prototipo de país diseñado en las frías aulas de Chicago y que se instaló sin oposición en un Chile bajo la dictadura de Pinochet. Germán, el protagonista, regresa del exilio y se encuentra con un país nuevo. Pareciera ser la tierra prometida, una oportunidad de recomenzar su vida, trabajar en lo suyo, disfrutar de las bondades que se supone trae consigo este modelo social y económico que se asentaba, con pequeñas correcciones y una que otra concesión en la “medida de lo posible”, en la llamada transición a la democracia. Sin embargo, el devenir de este ciudadano como cualquier otro —bueno, no tanto— es que su vida se transforma en un relato obsesivo por escapar de este caldo que lo cocina a fuego lento llamado normalidad. En una alegoría delirante —bueno, no tanto— la ciudad se destruye a manos de la barbarización de un pueblo que irrumpe, pareciera ser, como acción y reacción violenta y subjetiva ante este Chile maqueteado, sin alma, terroríficamente vacuo. Bajo las ruinas del oasis, entre los restos de un jaguar moribundo, hay un país pornográfico, clientelar, asesino. —Juan Pablo Belair, Máster en ética y en literatura.

El socio
Jenaro Prieto
Disponible en Memoria Chilena
Un clásico y, como tal, imposible que no resuene en lo que vivimos ahora. Una historia de mentira repetida mil veces, que nos señala cuánto vivimos de las apariencias y qué tan bien nos va con eso. En medio de la precariedad económica resulta mejor inventarse un socio inglés, que otorgue la respetabilidad y confianza que no puede obtener su socio chileno solo. Una creación efímera que se escapa de las manos y provoca la tragedia, porque es imposible de sostener en la realidad por demasiado tiempo. —Bernardita Ojeda, lectora y guionista de cómic.

Un grito en la pared. Psicodelia, compromiso político y exilio en el cartel chileno
Mauricio Vico y Mario Osses
Ocho Libros
Chile siempre ha sido un país rico en expresiones gráficas, pero nunca habían logrado tanto alcance como ahora. Hemos sido testigos de cientos de afiches, grafitis e imágenes digitales muy creativas elaboradas con las más diversas técnicas y que se han viralizado, llegando a todo el mundo. Se ha construido un imaginario poderoso que ha rescatado la identidad perdida de nuestro país, expresando las demandas y el sentir de la calle. Un Grito en la Pared. Psicodelia, compromiso político y exilio en el cartel chileno es una investigación que recopila carteles realizados entre los años 1964 y 1988 que nos permite profundizar en la historia más reciente de las artes gráficas en Chile y conocer la importancia que han tenido durante los períodos de crisis. Repasando sus páginas podrán ver que los símbolos son poderosos y a prueba de balas. —@lectorademetro (y ahora también lectora de micro), diseñadora y humilde promotora de la lectura.

Jinetes en el cielo
Gianfranco Rolleri
Ceibo
Leí Jinetes en el cielo por primera vez a finales de 2015. Ya en ese entonces las aventuras reales e imaginarias de Benjamín Malatesta se me impregnaron como una bitácora propia en un Chile depredador y neoliberal que es capaz de devorarse todo, y donde una bomba a la cintura en pleno corazón de «Sanhattan» no termina de hacer justicia por todos los caídos que deja alrededor. Lo de Rolleri es un pateando piedras, pero envuelto en pastillas para vivir, respirar y dormir, es un escupitajo al Chile que nos devolvió el espejo de obsidiana tras el 18 de octubre, nuestros miedos más ocultos, acompañados de caos, fuego y una unidad surgida de las cenizas. Casi como un «joker» sudaca, Jinetes en el cielo, logró anticiparse a un país decadente y siempre al borde, que necesitaba sólo un empujoncito para lanzarse al vacío por completo. Lo volví a releer hace unas semanas, el humor ácido y mordaz de Rolleri se siente más vivo que nunca. —Karen Vergara, investigadora en Género y parte de ONG Amaranta.

Romo. El pasado en presente
Nancy Guzmán
Montacerdos
Nunca pensé ver el horror que leí en libros. Y cuando Nancy Guzmán entrevista al guatón Romo, con el profundo interés de entender la maldad hecha carne, me dio escalofríos. Porque mientras estábamos en la calle, Carabineros y Militares estaban repitiendo un triste historial de torturas y violaciones de nuestros derechos fundamentales. Entender no nos salva del horror. El horror siempre está ahí, esperándonos. Pero tener bibliografía a mano nos hace estar alertas, tomar precauciones, protegernos en leyes que traten de anular el gen dictatorial de nuestra «democracia». Y por supuesto que el trabajo de Nancy Guzmán es impecable para guiarnos por esos caminos. Uno que no nos arranque la vida tratando de buscar dignidad. —Soledad Abarca, periodista de Súbela Radio.

Allegados
Ernesto Garratt
Hueders
Disponible en la BP Digital
La primera novela de Ernesto Garratt es un texto de realismo y fantasía, lleno de capas que, con paciencia, se pueden hilvanar con el Chile del estallido. El protagonista de Allegados es un adolescente de 16 años en el Chile de 1988. Junto a su anciana madre viven de allegados en el departamento de un tío que los detesta. Pronto deberán buscar otro lugar para vivir. «Casos como el nuestro —dice el protagonista— son una demostración más del odio del que es capaz el mundo frente a los débiles». Hoy vemos un rebrote de la violencia física y una acentuación de la violencia simbólica. Nos sentimos como allegados en nuestro país, un país que sentimos como ajeno, atendido por sus propios dueños. Pero también quisiéramos, por un momento, tener la posibilidad, quizás mágica, prodigiosa, de poder cambiar las cosas, de alterar lo normalizado, de poder volar y huir o salvar lo que tengamos que salvar. Como si fuéramos vampiros ochenteros salidos del cuaderno de un adolescente. —Patricio Contreras, periodista y cofundador de Ojo en Tinta.