La epopeya de Gilgamesh

Antes de Homero y los griegos, fue Gilgamesh, el rey sumerio, protagonista del primer poema épico de la humanidad, muestra de una civilización perdida. La epopeya, en la autorizada versión de A. R. George, y el estudio y traducción de ella por Eduardo Gil Bera, permiten acercarse a esa historia. Un destacado estudioso de ella, Martin Worthington, nos introduce a sus grandes líneas. 

Tablilla de la epopeya de Gilgamesh. Conocida como la tablilla del diluvio, relata cómo los dioses enviaron un diluvio para destruir el mundo. Ubicación: Museo Británico, Londres.

En la tradición mesopotámica, Gilgamesh era un antiguo rey, en parte divino, de Uruk. Él está incluido en esta condición en la Lista Real Sumeria. El nombre “Gilgamesh” casi siempre se deletrea en sumerogramas; que los hablantes acadios lo pronunciaron así se sabe a partir de fuentes ajenas a la Epopeya. La forma sumeria del nombre es Bilgames.

Las historias acerca de Bilgames circularon en sumerio, probablemente ya en el tercer milenio a. de C., aunque los manuscritos existentes son de principios del segundo milenio. La epopeya de Gilgamesh, por el contrario, es una composición acadia (específicamente, babilónica; para una edición, ver la de A. R. George). La Epopeya incorpora parte del contenido mítico de las historias sumerias (p. ej., el Toro celeste), pero omite otras partes (p. ej., la muerte de Gilgamesh) y también incluye elementos para los que actualmente no se conoce una tradición sumeria (p. ej., Shamhat).

Redacción y transmisión

Generalmente se cree que la epopeya se compuso a principios del segundo milenio a. de C., y el último manuscrito fechable data de ca. 130 a. de C. Durante este largo período, la epopeya circuló en diferentes versiones y recensiones. El papel de las tradiciones orales en su historia es fundamental.

Figura de Gilgamesh. Ubicación: Museo del Louvre, París.

Las fuentes del segundo milenio son irregulares, mientras que las del primer milenio son más numerosas. Dado que todas las fuentes del segundo milenio coinciden con los episodios de la versión del primer milenio, a menudo con una extensa superposición palabra por palabra, es probable que ya existieran una o más versiones completas de la epopeya a principios del segundo milenio.

Los manuscritos del primer milenio ofrecen un texto muy consistente, que se conoce como la versión «estándar» de la Epopeya. Esto es lo que a menudo se entiende por referencia a “la” Epopeya de Gilgamesh. La versión estándar tenía al menos 3.100 líneas, alrededor de 2.500 de las cuales existen al menos en parte. Se diferencia de las versiones existentes del segundo milenio al agregar una nueva apertura, reasignar un discurso de Shiduri a Uta-napishti (ver más abajo), y en muchos detalles de fraseo. Sus líneas son generalmente más largas. La versión estándar estaba organizada en doce Tablillas, es decir, entidades textuales similares a los “libros” homéricos, así llamadas porque cada una encajaba en una única tablilla de arcilla. La duodécima Tablilla, una adición secundaria, es una traducción directa de un relato sumerio. Se diferencia de las once tablillas anteriores en estilo y contradice su trama.

Un catálogo literario babilónico de finales del primer milenio asigna la Epopeya a un tal Sîn-liqe-unninni. Pudo haber sido considerado el autor original o el redactor de la versión estándar (probablemente a finales del segundo milenio).

Aunque los elementos aislados, como los nombres de los personajes de la Epopeya, se atestiguan más tarde, no hay evidencia de que la Epopeya haya sobrevivido a la muerte del cuneiforme en el siglo I o II d. de C. Entonces se perdió hasta el siglo XIX d. de C., cuando la excavación europea de sitios mesopotámicos comenzó a producir numerosas tablillas cuneiformes, incluidos fragmentos de Gilgamesh. A partir de estos, los estudiosos comenzaron a reconstruir, en un proceso continuo, la Epopeya. El sofisticado compromiso de la Epopeya con los grandes temas de la literatura mundial, como el amor y el miedo a la muerte, se ha ganado la admiración de los lectores modernos, incluido el poeta alemán Rilke.

Estilo

El estilo de la Epopeya es poético (por ejemplo, el orden de las palabras finales sin verbos), pero bastante poco elaborado. La morfología arcaica, común en otras obras de poesía mesopotámica, se usa con moderación. Como es típico de la poesía mesopotámica, la Epopeya está compuesta de modo que una línea de poesía sea una unidad de sintaxis completa. Algunos estudiosos creen que las líneas poéticas, incluidas aquellas de Gilgamesh, generalmente tenían un final trocaico. Las líneas de la versión temprana de Gilgamesh, del segundo milenio, pueden ser analizadas como cayendo en tres o cuatro “golpes” rítmicos; no está claro si esto se aplica también a las líneas más largas de la versión estándar.

Trama y personajes

Al comienzo del relato, Gilgamesh es un gobernante opresivo y turbulento. A pedido de las mujeres de Uruk, los dioses le envían un poderoso amigo, Enkidu, para que uno calme al otro. Enkidu se crea a partir de arcilla en la naturaleza salvaje y vive con las gacelas. Por iniciativa de un cazador, que es asesorado por su padre, Enkidu es humanizado por Shamhat, una prostituta de Uruk que probablemente sirve en el culto de Ishtar, quien le hace el amor (después de lo cual, él puede hablar) y le enseña a comer y a vestirse.

La epopeya de Gilgamesh. Anónimo,
Versión de A. R. George. Editorial Penguin, 2015, 336 pp.

Shamhat lleva a Enkidu a Uruk. Su llegada fue presagiada por sueños interpretados por la madre divina de Gilgamesh, Ninsun. Gilgamesh y Enkidu pelean, luego se hacen amigos, quizá también amantes. Ninsun adopta a Enkidu como hijo.

Gilgamesh declara que, para hacerse un nombre, quiere ir a la montaña del Bosque de los Cedros, en el Líbano, para destruir a su guardián, Humbaba (también llamado “Huwawa”). El viaje está puntuado por sueños, que Enkidu interpreta para Gilgamesh. A su llegada, con la ayuda y el consejo de Enkidu, Gilgamesh mata a Humbaba.

El victorioso Gilgamesh despierta la atención de Ishtar, diosa de la guerra y el sexo, y una de las principales deidades de Uruk. Él rechaza groseramente sus avances, lo que la llevó a ella a pedirle a su padre, el dios del cielo, Anu, por el Toro celeste y que lo enviara a la tierra en venganza. Gilgamesh y Enkidu, sin embargo, matan al toro.

Por razones que se han perdido en un pasaje fragmentario, los dioses principales decretan que Enkidu debe morir. Él sueña con ir al inframundo y, después de despertar, se consume. Profundamente afectado por la muerte de Enkidu, Gilgamesh se embarca en una nueva búsqueda para alcanzar la inmortalidad. Para ello, busca al único humano que se ha vuelto inmortal, el superviviente del Diluvio Uta-napishti (también conocido como Atrahası y, en sumerio, Ziusudra).

No hallarás la vida que buscas. Eduardo Gil Bera, Editorial Dioptrías, Madrid, 2017, 234 pp.

El viaje para conocer a Uta-napishti y su esposa es largo y arduo. Gilgamesh atraviesa un terreno mítico, se encuentra con hombres-escorpión, viaja por el camino del sol y conoce a Shiduri, una divina tabernera. Finalmente encuentra a Ur-shanabi, el barquero que puede llevarlo a Uta-napishti, pero, después de haber apaleado furiosamente a “Los de Piedra”, quienes eran necesarios para cruzar, tiene que improvisar pértigas para la travesía.

Uta-napishti le cuenta a Gilgamesh el largo relato del Diluvio, para explicarle que su propio camino hacia la inmortalidad fue único. Luego desafía a Gilgamesh a permanecer despierto, sobre la base del principio de que conquistar el sueño es conquistar la muerte; pero Gilgamesh falla. Él le explica a Gilgamesh cómo encontrar la “planta de los latidos”, que le devolverá la juventud. Gilgamesh la obtiene, pero se la roba una serpiente mientras él se baña. Ur-shanabi lo lleva de regreso a Uruk, todavía mortal pero más sabio.

[Voz “Gilgamesh, Epic of’, aparecida en R.S. Bagnall et al. (eds.), “The Encyclopedia of Ancient History”, pp. 2916-2918 (https://onlinelibrary.wiley.com/doi/book/10.1002/9781444338386). © 2013 Blackwell Publishing Ltd. Se traduce con autorización de su autor y de la editorial. Traducción: Patricio Tapia.]

Martin Worthington

Martin Worthington es profesor de estudios de Oriente Medio en Trinity College, de Dublín. Anteriormente fue profesor de Asiriología en la Universidad de Cambridge e investigador de la Universidad de Londres. Es autor de los libros: “Teach yourself complete Babylonian” (2010), “Principles of Akkadian textual criticism” (2012) y “Ea’s Duplicity in the Gilgamesh Flood Story” (2019).

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