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La intimidad de Lemebel sobre la mesa: Apuntes de “Rabiosa” de Gustavo Bernal
Por Gustavo Bernal + Héctor Andrés Rojas | Jun 15, 2016
Rabiosa
Gustavo Bernal
Librosdementira
2015
Gustavo Bernal lanzó Rabiosa (Librosdementira, 2015) el día en que la Cooperativa de Editores de la Furia decidió protestar en la FILSA 2015, cerrando anticipadamente sus stands por el cobro de entradas para el lanzamiento de esta novela. Esa molestia fue el síntoma de un malestar mayor que hoy en día sigue tensionando la realización de la FILSA 2016. La protesta fue el escenario perfecto para lanzar un libro cuyo nombre es Rabiosa, una novela de Gustavo Bernal. Pero ¿qué hay más allá del provocativo título? Valdrá la pena delinear algunas posibilidades de lectura:
1. EL PEDRO LEMEBEL DE LA FICCIÓN
Pedro Lemebel aparece en la ficción de esta novela como el plato fuerte de la historia. No hay secreto en que Rabiosa transita entre ser un homenaje al fallecido –y querido– escritor y ser el gesto de transcendencia a su propia obra. No es primera vez que Pedro Lemebel es un personaje literario, ya lo fue en sus propias crónicas, marcadas en los últimos años por el ejercicio de la autoficción. Vale la pena recordar libros como Adiós mariquita linda, donde en el grueso de las crónicas el cronista protagonizaba diversas historias íntimas.
La portada de la novela de Gustavo Bernal tiene una fotografía de Álvaro Hoppe del cierre del Cine Arte Normandie. La foto muestra al Lemebel del submundo santiaguino, cargado de carácter, en un baño, luciendo plumas y lentes con perlas. En la pared se puede leer “El punk no ha muerto mierda”, el mensaje más claro que puede haber sobre la transcendencia del autor de La esquina es mi corazón. Pero el Pedro Lemebel de Rabiosa no es el mismo que conocíamos en las crónicas, aquí aparece mucho más cercano y eso lo aporta la visión del otro. Es el Lemebel de las crónicas, es completamente reconocible, pero aquí su intimidad está puesta sobre la mesa. Si lo leemos junto a las crónicas, por contraste, esta sería la crónica que Pedro Lemebel no hubiese querido escribir.
2. EL ROMANCE FALLIDO
Rabiosa es, si se le quiere leer desde ese lugar, la historia de un romance fallido o la convivencia de distintas formas de amor. Lemebel ama con deseo, Elver —el narrador protagonista— lo ama desde la amistad, desde la admiración. Es una novela presentada desde la tensión del deseo entre hombres que es percibido de forma distinta entre los deseantes, en la misma línea de la tensión sexual que Alberto Fuguet presentó con No ficción (Penguin Random House, 2015). Ambas novelas ficcionalizan a un escritor homosexual y la tensión sexual con un amigo que no los corresponde. El romance homosexual es el romance fallido de la narrativa chilena.
3. EL EXCESO QUE TENSIONA LA REALIDAD
“Volver a casa siempre es doloroso, más cuando voy solo y borracho. De repente aparecen las mismas ideas de muerte y la psicosis adicta y me dejo caer en la cama y el mundo se transforma en un carrusel”. La cita anterior es una pincelada del carácter de Rabiosa de Gustavo Bernal. El exceso, más allá de las drogas y el alcohol, es un estilo de vida, tiene que ver con no medir las consecuencias, con vivir al límite, con poner a prueba la suerte, con una actitud casi suicida. Es interesante la forma en que ese exceso se va moderando para dar espacio a una historia. La novela parece ser la pulsión constante de una borrachera agresiva que acabe con todo, la pulsión del caos urbano y cotidiano. El exceso, que el mismo personaje reconoce, paradójicamente le va permitiendo conocer sus límites. Rabiosa bien podría haber sido un breve cuento de exceso y sus consecuencias, pero afortunadamente es el exceso puesto a prueba como una forma de realidad.